El Inter se reivindica un año después ante su público y ante su hermano el Milán.
Lo cierto es que han cambiado mucho las cosas para los rossoneri desde la salida de Kaká. Parece que los años hacen mella en Gattuso, Inzhagi, Nesta, Pirlo y compañía. El Milán ya no es el equipo que ra hace 4 temporadas en las que jugó dos finales de la Champions y ganó una. Pero lo más trsite no es ver como este mítico muere si no ver a otro mítico lo que es y lo que fue, Ronaldinho. El brasileño hizo un partido francamente decepcionante y que inspiró pena y nostalgia por lo que fue.
Por su parte el Inter ha iniciado una evolución que de momento no para. La buena plantilla que han hecho liderada por Mourinho ilusiona dentro del fútbol italiano y promete ser mucho más competente en todas las competiciones. El equipo se ha reforzado muy bien y cuenta con una pareja de delanteros letales y muy bien conocido en el fútbol español, Diego Milito y Samuel Eto'o que congeniaron a las mil maravillas.
El primer gol fue obra de otro conocido, Thiago Motta. El segundo fue obra de Diegol que nos sorprendió a todos al transformar un penalti sobre el camerunés que increiblemente dejó al argentino tirarlo. El tercero lo metió Maicon y terminó el repaso Stankovic poniendo el definitivo y humillante o-4 en un partido en el que ambos equipos se definieron en lo que ahora son, un grande que muere y otro que nace y se refuerza. Los neroazzurri dejaron con su juego - que contrasta con el concepto de fútbol italiano que nosotros teníamos - y el resultado una firme candidatura a la Scudetto y a las demás competiciones como la Champions en la que se cruzaran en un duelo interesantísimo contra el Barcelona.